Concepto
Cuando afrontamos la toma fotográfica uno de los elementos esenciales es la composición, es decir, determinar el punto de vista que coloca los elementos que han de componer nuestra imagen en la forma más adecuada y atractiva. Además, cada distinta disposición de los elementos hará que unos destaquen sobre otros.
Para conseguir imágenes equilibradas, con fuerza visual y que trasmitan el mensaje que deseamos, podemos ayudarnos de reglas que fueron descritas mucho antes de la existencia de la propia fotografía. A lo largo de la historia, pintores y dibujantes ya conocían los principios que hoy se aplican en la composición fotográfica.
Por supuesto, respetar las estructuras preestablecidas que llamamos reglas no es la única forma de obtener buenas imágenes. Sin embargo, su conocimiento es esencial si queremos dominar la técnica fotográfica. Una vez interiorizadas podemos «olvidarlas» a nuestra manera, pero probablemente sus principios inspiradores guiarán la mayoría de nuestras tomas.
Nuestro lienzo
A la hora de componer lo primero que hemos de considerar es el formato sobre el que capturaremos nuestra imagen. La composición no puede ser igual para un formato cuadrado, uno 4:3 o un 16:9. Tampoco podemos componer de la misma manera colocando nuestro lienzo en horizontal o en vertical. Por este motivo, el formato es la primera decisión, una condición previa sobre la que hemos de aplicar los modelos que vamos a ver.
Desde luego el formato más versátil y mejor considerado es el horizontal panorámico, en su uso habitual es el 16:9. Sin duda, esa proporción encaja mejor que ninguna en nuestro propio sistema de visión, de ahí que si podemos elegir, esa sea nuestra proporción favorita.
Lectura de la imagen
Una consideración a tener en cuenta es la forma en que nuestra cultura occidental lee las imágenes. Lo hacemos como nuestros textos, de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Este automatismo visual significa que el mayor peso de nuestras imágenes recaerá allí donde termina nuestra lectura, en el cuadrante inferior derecho de la imagen.
La regla de los tercios
Tiene tal reconocimiento que la mayoría de las cámaras permiten aplicar sus líneas sobre el visor. La idea es sencilla, si dividimos nuestro lienzo en tres partes iguales vertical y horizontalmente, encontraremos que los puntos de intersección de esas cuatro líneas representan las zonas de mayor interés de nuestra imagen, aquellas a las que nuestra vista se dirigirá predominantemente. La idea es que el o los objetivos de nuestra atención coincidan en una o varias de esas intersecciones.
Esta regla también nos es útil a la hora de posicionar el horizonte de nuestras imágenes. Raramente resulta interesante situarlo en la mitad de nuestro encuadre. Si lo hacemos coincidir con cualquiera de las dos líneas horizontales la composición tenderá a ser más equilibrada.
Diagonales
Otras líneas de fuerza en nuestro marco son las dos diagonales. Si conseguimos que los elementos se acomoden a una de esas diagonales, nuestra imagen resultará más dinámica y atractiva.

Triángulos
Los triángulos que definen esas diagonales también representan una oportunidad compositiva. En general, las estructuras triangulares aportan líneas de fuerza a las imágenes dotándolas de mayor interés.

Proporción áurea
No es una regla tan intuitiva como las anteriores, pero acumula mucha mitología y hemos de conocerla. Se basa en un concepto matemático que indica que dos cantidades se relacionan en proporción áurea si su proporción es igual a la suma de ambas dividida entre la mayor de ellas. Este rompecabezas puede traducirse más fácilmente dibujando la famosa espiral áurea, que en la naturaleza aparece sistemáticamente y cuya mejor representación es la estructura de la concha de una caracola.
Cuando disponemos los elementos adoptando esta sofisticada curvatura, creamos una armonía especial que conduce nuestra mirada a través de esa espiral.
Simetría
La naturaleza ha dotado a la simetría de un significado positivo. Casi todas las criaturas son simétricas y el fallo de esa simetría suele ser el resultado de una alteración genética o un accidente. Nuestro cerebro, a lo largo de millones de años, ha asociado la simetría a la salud y la perfección, y por tanto sentimos una atracción innata por aquello que tiene un eje capaz de dividirlo en dos partes iguales, eso es la simetría. Si nuestras imágenes son simétricas tenderán a ser atractivas.
Líneas guía y puntos de fuga
En la naturaleza, y especialmente en los paisajes construidos por el hombre, solemos encontrar vértices en los que convergen las líneas que componen nuestras imágenes. Incluir esos vértices, llamados puntos de fuga, en nuestras tomas es otro truco de composición que facilita la lectura de nuestra imagen. Por supuesto, si hacemos coincidir esos vértices y esas líneas con las líneas de fuerza y los puntos de interés de otras composiciones, como la áurea o la de los tercios, aportaremos un extra de interés a nuestra imagen.

Regla del espacio
Si tenemos una mirada o un elemento en movimiento hemos de proporcionar un extra de espacio en la dirección de esa mirada o de ese movimiento. Esto suavizará nuestra imagen y la dotará de mayor coherencia.
Resumen
Estos principios son un poderoso auxiliar en la composición y normalmente los fotógrafos han automatizado estas reglas componiendo sus imágenes con arreglo a ellas de manera inconsciente. Sin embargo, muchas imágenes de excepcional calidad se consiguen ignorando o vulnerando estas normas. Aun así, las fotografías compuestas al margen de la norma raramente pueden ser la base de un trabajo fotográfico sistemático, tan solo son la excepción que confirma nuestras reglas.