¿Qué es?
Desde un punto de vista puramente técnico se define como la distancia entre el centro óptico del objetivo y el plano focal del sensor, se expresa en milímetros y el significado práctico de esos milímetros está en relación con el tamaño del sensor de cada cámara.

Para manejarnos con sencillez, hemos de utilizar la referencia del sistema clásico universal, un sensor de 35 mm.
¿Qué implica?
La lente de nuestra cámara es la que condiciona nuestra distancia focal. La elección de esa lente es el factor más determinante para el resultado de nuestras tomas.
Básicamente, la distancia focal afecta a cuatro conceptos esenciales que determinarán el resultado de nuestra fotografía: el ángulo de captura de imagen, la perspectiva, el enfoque y la apertura diafragmática mínima.
El ángulo de captura
Cuanto más corta sea la distancia focal, mayor será el ángulo de visión que abarcaremos con nuestra cámara. Por ejemplo, un teleobjetivo ha de tener una distancia focal larga, y el resultado será un ángulo de visión muy estrecho. Esto quiere decir que podremos ampliar imágenes que estén a mucha distancia.
Por el contrario, los objetivos denominados gran angulares tienen distancias focales muy cortas, de manera que podremos captar todos los elementos que queden frente a nosotros.
Entre estos dos objetivos estaría la normalidad, que referida siempre a una cámara estándar sería una distancia focal de 50 mm. más o menos.
Por supuesto, existen objetivos extremos que exageran estas características: el denominado «ojo de pez», que captura todo lo que hay frente a nuestra cámara; y los teleobjetivos «paparazzi» que nos permiten fotografiar a enormes distancias de nuestro objetivo.

La perspectiva
Cuando elegimos una distancia focal, no solo condicionamos el ángulo, lo que queda dentro de nuestra fotografía. También determinamos la perspectiva, o dicho de otra forma, la proporción que adquieren los objetos según su cercanía o lejanía.
En la práctica esto significa que si utilizamos un objetivo gran angular (focal corta), los objetos más cercanos a nosotros tenderán a aparecer desproporcionadamente grandes, y los lejanos, demasiado pequeños. Si empleamos este tipo de objetivos para fotografiar una habitación, ésta parecerá muy grande y espaciosa. Si lo que fotografiamos es un rostro, lo deformaremos de manera que la nariz, por ser lo más cercano a nuestro objetivo, parecerá muy grande en relación al resto de la cara. Las deformidades que conllevan las focales cortas restan utilidad a ese tipo de objetivos.
Por contra, los teleobjetivos u objetivos de focal larga producen el efecto contrario, todos los objetos tienden a aparecer en un mismo plano, de manera que se atenúa la sensación espacial. Esa perspectiva tiende a confundirnos respecto a la distancia entre objetos, de forma que todo parece amontonado.
El enfoque
En primer lugar, consideremos qué es la profundidad de campo. Se trata del espacio que aparece nítidamente enfocado delante de nuestro objetivo. La profundidad de campo depende de varios factores: uno sería la apertura de nuestro diafragma, pero otro esencial es la distancia focal de nuestro objetivo. Simplificando, diríamos que cuando usamos un objetivo de focal corta (gran angular) obtendremos mayor profundidad de campo. Es decir, casi todo lo que aparece en nuestra foto estará enfocado. Si, por contra, empleamos un teleobjetivo, solo aparecerá enfocado un plano de la imagen, mientras que por delante y por detrás de ese plano los objetos resultarán borrosos.
La apertura diafragmática mínima
Cuando miramos el frontal de un objetivo, uno de los guarismos que debe aparecer grabado en él es la apertura focal mínima. Esto es así porque ese número es un indicador de la calidad de nuestra lente. Cuanto menor sea, menor dificultad tendrá la luz para llegar al sensor. Eso significa que dispondremos de un mayor margen para la toma de imágenes en la oscuridad.
La distancia focal afecta sensiblemente a ese factor, cuanto menor es la distancia focal (gran angulares) más luminoso resultará nuestro objetivo. Por contra, en distancias focales largas, la pérdida de luz será mayor.
En la práctica esto significa que para fotografía nocturna hemos de tender a emplear objetivos de focal corta.
Distancia focal fija o variable
Otra consideración que hemos de ponderar es el uso de objetivos de focal fija o variable. Los objetivos de focal fija se componen de un menor número de lentes, eso abarata su construcción y mejora su rendimiento óptico.
Los objetivos de focal variable o zooms, se componen de varias lentes engarzadas en una estructura móvil. Esto los encarece y además tienden a producir aberraciones y pérdidas en la cantidad de luz.
No es fácil tomar la decisión sobre cuál ha de ser el objetivo elegido, pero conociendo sus características podemos calcular cuál conviene más a nuestra situación.
Distancia focal en fotografía de mascotas
La fotografía de mascotas se acerca bastante a los requisitos que podríamos establecer para el retrato en general. Por este motivo hemos de evitar los objetivos gran angulares si no queremos obtener una caricatura de nuestra mascota. Los teleobjetivos aplanan la imagen y le restan volumen y profundidad, algo que consideramos conveniente en la fotografía de mascotas. Esto nos deja libre únicamente el espectro de la normalidad, es decir, las focales que van entre 50 y 100 mm. Consideramos que lo más práctico sería emplear un objetivo de focal variable 50-80 mm. Con esta lente tendremos versatilidad y buenos resultados ópticos.