Hoy vamos a detallar las claves para abordar la fotografía de perros. Por supuesto, cumpliendo estos requisitos nada nos garantiza obtener una buena fotografía, el buen gusto y el talento han de sumarse a estas condiciones para obtener un resultado sobresaliente.
Fotografiando chuchos
Con razón la fotografía de animales tiene fama de resultar un tanto engorrosa. El mismísimo Alfred Hitchcock recomendaba ya en los años 50 no incluir animales en una película so pena de complicarse mucho la vida. Ciertamente, fotografiar animales presenta varios problemas, tienden a no hacer lo que le pedimos, a no estar donde queremos y a no adoptar la posición más conveniente. Además suelen estresarse y se cansan con rapidez. En definitiva, un «pequeño» lote de problemas que hemos de resolver a base de trucos.
Preparación
El primer asunto al que hay que prestar atención es la fase previa. Conviene que nos entrevistemos con el dueño de nuestro modelo para averiguar cuáles son sus reacciones más frecuentes y su comportamiento esperable.
También conviene conocer bien nuestros equipos y tener un buen abastecimiento de tarjetas y baterías. A falta de cooperación de los animalitos, podemos tener que disparar muchas más veces de lo esperado.
El lugar también es importante, ha de ser seguro y cómodo para evitar otra preocupación que nos distraiga además de las muchas que ya nos van a ocupar sí o sí.
Resulta interesante conocer el nivel energético de nuestro modelo. Si fuera muy inquieto procuraremos que haya paseado un buen rato antes de acercarse al set de grabación.
La temperatura es también un factor importante. Un estudio sobrecalentado fatigará muy pronto a nuestros perrines. Sea como sea, hemos de tener un bol con agua fresca a disposición de nuestro modelo.

La sesión
Conviene que el dueño del animal ha de estar presente en la toma de imágenes, ya que su presencia genera confianza y tranquilidad en los animales. Pocos perros aceptarán de buen grado cooperar en una sesión rodeados únicamente por extraños.
Primeramente, hemos de facilitar a nuestro animalito un tiempo de aclimatación. Sea en estudio o en exterior, el equipo y los animales han de reunirse con tiempo y dejar que el perro olfatee tranquilamente el entorno y se acerque motu propio al personal de fotografía. Ese margen contribuirá a generar un adecuado clima de confianza.
Debemos calcular nuestra sesión contando con que los perros se inquietan rápidamente, y conviene intercalar descansos entre las tomas para paliar ese nerviosismo o la fatiga.
Otro aspecto a considerar es la búsqueda de diferentes niveles para las tomas. Ayudaría que nuestro escenario permitiese colocarnos a la altura de nuestro modelo. Esto se consigue con plataformas, con cajas o en lugares donde dispongamos de distintos niveles, como por ejemplo, escalinatas.
Accesorios
Hay unos cuantos gadgets que nos serán de gran ayuda. En primer lugar, los chuches, han de ser variados ya que no sabemos cuáles tendrán más éxito. Los usaremos como premio cuando nuestra criatura acceda a cooperar. El soborno gastronómico suele funcionar bien.
Instrumentos «musicales». Si queremos que el perro mire a nuestro objetivo hemos de emplear trucos sonoros para captar su atención: silvatos, clickers, pitos, maracas… Cualquier cosa que haga ruido puede ser útil, y normalmente necesitaremos varios de esos instrumentos, ya que, tras usarlos un par de veces, los perrines aprenden el truco y pierden el interés.
Por último, podemos tener una batería de juguetes que podamos incluir en nuestras imágenes. Hay que disponer de distintos tipos, distintos colores, distintos tamaños y decidir cuál es la combinación estética que más conviene a nuestras tomas.

El flash
Es un elemento controvertido en lo que a fotografía de mascotas se refiere. Si usamos un flash sin tamizar y en un ambiente oscuro, aparecerá el problema de los ojos rojos. Sin embargo, si empleamos barreras como una caja de luz o una simple tela traslúcida, mitigaremos este problema.
También podemos tener en cuenta que un cierto número de perros (mínimo) reaccionará mal a los destellos del flash, provocando en ellos una mayor inquietud e incluso haciendo imposible la sesión. Por nuestra experiencia sabemos que esta reacción exagerada no es ni mucho menos mayoritaria, pero en contadas ocasiones el problema se planteará en toda su magnitud y habremos de conformarnos con emplear luz continua renunciando al uso de flash.
Técnica fotográfica
Por último, queremos recomendar una cierta configuración de los ajustes de cámara que nos parece adecuada para el trabajo con animales. Conviene que nuestra velocidad de obturación tienda a ser alta. Nuestras pequeñas fieras raramente están quietas, los sobornos con chuches solo atenúan el problema pero, hagamos lo que hagamos, se moverán cuando les dé la gana y lo rápido que les parezca.
Por supuesto, cada perrito es un mundo, los hay muy tranquilos mientras otros no paran quietos. Ese factor ha de ser valorado.